sábado, 13 de abril de 2024

Una página


 Abril enciende una cierta nostalgia en mí. De pronto, un gran estallido de luz me deslumbra, todo se vuelve, de repente, más brillante y colorido.


  No sé qué me ocurre, pero es como si necesitara expandirme o estirarme del largo letargo del invierno, y la primavera invita a ello. 


Viene bien dar un impulso de aire nuevo, ordenar la mente y por ende, el armario,  para impulsar la nueva estación y conectar con la naturaleza, que al fin y al cabo, es la mejor de las maestras.


Es hora de empezar a escribir una nueva página... eso sí, le pido al verano que no se adelante y que deje a la señorita primavera gozar de su espacio.


 

Si logras vivir con amor un día
verás que desde que la luz te encuentra
hasta que el mundo se convierte en sombras
son tantos los milagros y tan simples
y es tanta la bondad con la que todo
te ampra.

             Verás, si el amor te mueve,
que en las criaturas que se encuentran quietas
se percibe con claridad que el fondo
de la vida es el bien:

                             en  la orquídea
que transforma en delicadeza el agua,
en el pez que dormita en la pecera.

Si es que el amor dilata tus pupilas
y sujeta los párpados y limpia
las legañas que la tristeza crea,
podrás ver un impulso
de claridad que empuja las cosas
y las conduce por veredas limpias
hacia donde tu corazón las halla.


Mira bien
              y verás que los poemas
que otras manos pusieron en las tuyas
estuvieron -¡así es!- peregrinando,
atravesaron fuertes y fronteras
para llegar alegres a ti,
y tus labios encontraron su término.


Si te deslizas con amor un día
por la rampa luminosa del tiempo
(un día, un solo día, un día sola-
mente empleado en descubrir amor),
verás  al fin cuando en el cielo rosa
vislumbres la presencia de la luna
que eres también tú parte de un mensaje,
una cifra de un código que todo
lo vela y lo revela
                         y nos lo ofrece.

Verás cómo otros ven en ti una página
del códice de amor del  universo.

Víctor Herrera de Miguel (Lo que busca la abeja)


¡Feliz fin de semana!
 

jueves, 21 de marzo de 2024

Tarde de marzo

 

Es agradable dar un paseo por cualquier lugar de la ciudad, las ramas de algunos árboles se van arropando con unas incipientes hojas verdes, otros se colorean de flores rosadas o blancas...


La intensidad de la luz y el estallido de colores anuncian que ha llegado la primavera; una maravilla hacer un alto en el paseo  y contemplar el espectáculo que se  expande por todos los rincones del parque. Inspiro profundamente y aprovecho los rayos de sol de este florecido atardecer.


Después de la caminata, y con regocijo primaveral celebro este día leyendo el poemario de una de mis poetas preferidas, el libro se abre casualmente por la página donde está impreso el poema titulado "Tarde de marzo".


 
  Un paseo por la playa desierta en una tarde de marzo debe ser impresionante. Cierro los ojos y  camino por los versos  hacia este idílico lugar...

Aspiro a ti, poema, porque a mi vista el mar y las gaviotas,

y el rayo solar de las seis y media.

Cuando lo tengo todo, me vienes desde atrás,

como recuerdo de horizontes de tierra.

Pero es aquí donde advierto hermosura,

en el cielo, en las aguas, completamente solas,

con tenue ondulación, y apenas huellas en la playa.

 

Qué misterio me vienes a enseñar, qué soledad presente,

junto al alud de otras historias viejas,

deseosas de aparecer en otra vida mía.

 

Declina ya la luz, el faro avisa;

se confunden las aguas con el cielo. 

Dionisia García  (Atardece despacio)


¡Feliz día de la poesía, feliz primavera!

lunes, 18 de marzo de 2024

"Recuerdo de una piedra...

 


Hablábamos ayer de la memoria en las manos; todo aquello que hago con mis manos cobra vida gracias al impulso que le da el sentido del tacto.

Resulta extraordinariamente fácil  reconocer el aroma o el sabor que es familiar, identificar sonidos o deleitarse con las mejores vistas.



El poema de Pedro Salinas dice que "en una piedra está toda la paciencia del mundo". Me parece un verso extraordinario. 


Una piedra es un objeto inanimado, inerte... pero al sostenerlo en la mano, el sentido del tacto le otorga vida porque alienta un gran recuerdo que quedará grabado en la memoria. 



En estas piedras tan quietas que ahora toco, palpo la suavidad que se ha gestado a lo largo de toda una eternidad. 


Siempre tan quietas y cuánto habrán conocido en su solitaria y constante existencia.


Se estuvo siempre quieta,
sin buscar, encerrada,
en una voluntad densa y constante
de no volar como la mariposa,
de no ser bella, como el lirio,
para salvar de envidias su pureza.
¡Cuántos esbeltos lirios, cuántas gráciles
libélulas se han muerto, allí, a su lado
por correr tanto hacia la primavera!
Ella supo esperar sin pedir nada
más que la eternidad de su ser puro.
Por renunciar al pétalo, y al vuelo,
está viva y me enseña
que un amor debe estarse quizá quieto, muy quieto,
soltar las falsas alas de la prisa,
y derrotar así su propia muerte.

Pedro Salinas (La memoria en las manos, fragmento)


Qué nuestras manos nunca estén vacías

sábado, 24 de febrero de 2024

La memoria en las manos

 

Esta mañana he leído un largo poema cuyos primeros versos aún me runrunean y me han hecho pensar que ciertamente nuestras manos tienen memoria.


Mi madre siempre me dice que las manos son la carta de presentación de una persona. Si te fijas en ellas, te cuentan muchas cosas sobre quien te las presenta.

Textura, forma, suavidad o aspereza, dureza, temperatura, dolor son percibidos por el sentido del tacto y nuestras manos tienen  parte esencial de estas percepciones.


Las manos sostienen, agarran, manipulan, sujetan, acarician, sienten... las manos son capaces de realizar labores muy pesadas, y que requieren mucha fuerza, y también pueden hacer actividades que necesitan precisión, detalle, delicadeza... 


En la memoria de las manos quedan grabadas las suaves caricias dadas, la armoniosa musicalidad de las notas pulsadas a las teclas de un piano, la minuciosidad exacta para realizar las creativas manualidades, e incluso el instante maravilloso de la preparación de un delicioso té.



  ¿Y qué decir de las manos que siempre están dispuestas a dar?


Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido.

Pedro Salinas


El poema me ha sugerido otras cosas, pero lo dejo para otra entrada.

¡Feliz fin de semana!

martes, 23 de enero de 2024

Delicadeza...


 Entre las frases que voy anotando en mi cuaderno de los libros que leo, me he encontrado una cita que me ha llamado la atención.



"Ella era una maestra en un arte llamado delicadeza. La señorita Prim creía firmemente que la delicadeza era la fuerza que movía el universo". Imagino que ya sabéis de qué libro procede la frase.

Quizás la señorita Prim exagere un poco, o no tanto. 

La DELICADEZA siempre va de la mano de la finura y de la elegancia. Del refinamiento y la distinción. 


 También me parece que algo es delicado cuando creo que es frágil, que hay que tratarlo con sumo cuidado para que no se rompa. Entonces, dejo de disfrutarlo y  lo guardo en la vitrina por miedo a que pueda hacerse añicos.
 He decidido tomar mi té en mis delicadas tazas de porcelana.


¿Quién no se maravilla ante la belleza de un copo de nieve? Tan minúsculo y frágil, y delicado. Agrupados, ya me parecen otra cosa.


 
La palabra delicadeza también la relaciono con suavidad, ternura, sensibilidad... y con ella describo la sutiliza de algo. 


Delicado puede ser también un bocado. La exquisitez, de singular y extraordinaria calidad.

 
¿Cómo será una persona cuya cualidad inherente sea la delicadeza?


 

Vistió la noche, copo a copo,

pluma a pluma,

lo que fue llama y oro,

cota de malla del guerrero otoño

y ahora es reino de la blancura.

¿Qué hago yo, profanando, pisando

tan fragilísimo plumaje?

Y arranco con mis manos

un puñado, un pichón de nieve,

y con amor, y con delicadeza y con ternura

lo acaricio, lo acuno, lo protejo.

Para que no llore de frío.

José Hierro